A más de dos años del fallecimiento de Julián Figueroa —ocurrido el 9 de abril de 2023 por un infarto agudo al miocardio—, la batalla legal por su testamento sigue generando tensión entre su familia. Esta semana, Marco Chacón, esposo de Maribel Guardia, rompió el silencio y lanzó una declaración que encendió las redes: “En este sentido, ella quiere la mitad de lo del niño. Entonces, nosotros no somos beneficiarios en ningún sentido”.
La frase, dirigida a Imelda Garza Tuñón, viuda de Julián, se dio en medio de la impugnación del testamento que ella presentó ante los tribunales. Según Marco, la joven rechazó ser albacea del testamento por motivos personales: “Bueno, ella no quiso ser la albacea porque aducía que no tenía tiempo y que no quería estar viajando a Cuernavaca”, explicó ante las cámaras.
Sin embargo, Chacón dejó entrever que detrás de esa decisión habría un interés económico. Su declaración completa sugiere que el conflicto gira en torno a los bienes heredados por el hijo de Julián e Imelda, y que la familia de Maribel no tiene participación en el testamento.
La tensión no solo es legal, también emocional. Aunque Maribel Guardia ha mantenido una postura conciliadora y pública en favor de la paz familiar, Marco ha sido más directo y crítico sobre las decisiones que involucran a la madre del descendiente de la costarricense.
El reencuentro entre Marco e Imelda en los juzgados fue frío. Al ser cuestionado por la prensa sobre ese momento, respondió: “La vimos de lejos”. Y cuando le preguntaron si sentía alguna animadversión, su expresión lo dijo todo. “¿Cuál fue tu sensación cuando la viste? ¿Hay algún sentimiento de… quizá algún resentimiento más bien?”, le preguntaron. Marco replicó: “Sin comentarios, sin comentarios”.
Las diferencias entre Maribel e Imelda surgieron tras la muerte de Julián Figueroa, cuando la artista levantó una denuncia por el cuidado y bienestar del menor. Poco después, la viuda de Julián, inició un proceso relacionado con la herencia del padre de su hijo. Aunque en un principio ambas intentaron mantener una relación cordial por el bienestar del niño, con el paso del tiempo surgieron desacuerdos que las han mantenido en el ojo público.
Con el proceso legal aún en curso, lo que está en juego no es solo una herencia, sino el futuro de un menor que perdió a su padre demasiado pronto. Y mientras las cámaras captan cada gesto, la familia Figueroa enfrenta una de sus pruebas más difíciles: sanar sin dividirse.



